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La experiencia de gestión desarrollada en los sitios UNESCO italianos

La profundización del problema de la gestión de los procesos de conservación, recuperación y valoración del patrimonio urbano y territorial está en el centro de una interesante acción que ha comenzado en Italia a partir de 2002, en los sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad. Esta acción ha tenido un reconocimiento importante a nivel normativo, con la aprobación de la ley n. 77/2006 que, entre otras cosas, define y prevé que sean aprobados los planes de gestión de los sitios UNESCO italianos[1].

Esta actividad se ha desarrollado tras las nuevas solicitudes llegadas desde los órganísmos encargados de la actuación de la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural de 1972 (Comité y Centro del Patrimonio Mundial), que durante muchos años habían considerado prioritario el tema de la “conservación del patrimonio cultural” con todas las numerosas implicaciones de tipo técnico y operativo que van enlazadas con ello. En tiempos más recientes, sin dejar obviamente los problemas apenas recordados[2], se ha querido conferir también, una relevancia adecuada al tema de la gestión de los sitios. Este actitud se ha consolidado sobre todo a causa de las experiencias negativas que se han manifestado en algunos casos, a nivel mundial, precisamente por la falta de adecuados sistemas de gestión o por su actuación ineficaz. Por consecuencia de estas experiencias negativas, la demostración de la existencia de instrumentos de gestión, se ha convertido por lo tanto en los últimos años en un requisito inderogable para la inscripción de un sitio nuevo en la Lista del Patrimonio Mundial.

La exigencia expresada por la UNESCO, coincide con la voluntad, de forma más evidente en Italia, de pasar de un tutela meramente pasiva a una tutela activa, que conjuga las exigencias de conservación del patrimonio cultural con la necesidad de transformaciones inducidas por las dinámicas socio económicas[3]. En tal perspectiva se podrían concebir también planes de desarrollo (urbanísticos, territoriales, económicos, etc. ) que, una vez conseguida la tutela de los valores culturales, consideren el patrimonio como un recurso primario del territorio, que se puede utilizar también para el crecimiento social, de identidad y económico de las poblaciones interesadas.

En el nuevo “Código de los Bienes Culturales y del Paisaje” se ha dado una atención particular al tema de la valoración del patrimonio cultural, y presenta varios artículos dedicados a las disposiciones específicas de la materia[4].
La actividad, antes señalada con la intención de la redacción de los planes de gestión, se ha estructurado en diferentes iniciativas paralelas y coordinadas[5], que prosiguen ahora de manera orgánica también gracias a las contribuciones económicas distribuidas por la ley n. 77/06.
En esta fase todos los sitios UNESCO italianos están comprometidos con la redacción del plan de gestión, poniendo así en marcha una experimentación inédita e interesante también por el número y la importancia de los sitios comprometidos en este esfuerzo[6].
Seguramente, el resultado que hasta ahora parece ser el más interesante en los casos de mayor éxito de la iniciativa, es el de la coordinación de los muchos sujetos que con varios títulos tienen las competencias en la gestión del territorio, de las ciudades y del patrimonio cultural y paisajístico[7]. Este particular aspecto ha sido, desde el comienzo, básico para los planteamientos italianos de la metodología de actuación de los planes de gestión
.Desde la UNESCO no se propone, de hecho, un modelo único ni se da una definición de plan de gestión. Cada realidad nacional y local debe individuar la configuración más adecuada para tal instrumento, según la normativa vigente y las situaciones específicas[8].

En la experiencia, hasta ahora llevada a cabo en Italia, el plan de gestión es un elaborado técnico que constituye el instrumento necesario para definir y hacer operativo un proceso de tutela y de desarrollo, compartido por varios sujetos y formalizado a través de un acuerdo de programa u otro instrumento de concertación. Se trata de una definición unida a las exigencias puestas por la realidad cultural, institucional y operativa italiana, en la que parece útil sobre todo, coordinar las lógicas sectoriales de los diferentes sujetos competentes, sea tanto institucionales como privados, para alcanzar los objetivos por todos concordados, y para llegar a una relación equilibrada entre conservación y desarrollo[9].

Para hacer operativa la idea de “Plan de gestión”, evidenciada en la definición recordada precedentemente, es necesario disponer de un proceso de redacción clara, compartida y coordinada entre los varios sujetos interesados. Por lo dicho con anterioridad, es evidente que el plan de gestión no debe ser confundido con los programas de desarrollo socio-económico o con los instrumentos de la planificación urbanística y territorial, y aún menos con la normativa de la tutela. Sin embargo, todos estos instrumentos, necesarios para la redacción del plan se deben, por tanto, tomar necesariamente en consideración, y se debe prever su coordinación recíproca.

En esta óptica, el plan de gestión se coloca por tanto como un instrumento de enlace entre las diferentes tipologías de planificación o de programas, con la finalidad de:

El plan constituye también una “declaración de principios”, a través de la que las Autoridades responsables de la gestión de los sitios y las colectividades nacionales y locales a las que “pertenecen” los sitios, se comprometen de frente a la UNESCO y a toda la humanidad a una tutela activa, a la conservación y a la valoración compatible con respecto a las identidades culturales de las colectividades locales.
Por lo tanto, se considera como plan el documento que informa sobre el estado de los bienes culturales, identifica los problemas a resolver para la conservación y valoración y selecciona las modalidades para llevar a cabo un sistema de acciones, una política de desarrollo local sostenible de la que evalúa sistematicamente los resultados. En cuanto tal, el plan se conforma así como una programación integrada entre objetos y sujetos diferentes, tanto en términos horizontales (planes y programas que pertenecen al mismo nivel) como verticales (que pertenecen a una jerarquía). Además, el plan de gestión, se convierte en un instrumento estratégico y operativo ya que, por un lado, trata de individuar los objetivos de conservación y valoración a breve y largo período, y por otro lado, las estrategias y las acciones que se pretenden actuar para perseguirlos.

El plan de gestión concebido de esta manera, es por tanto un método eficaz de planificación y programación de actividades y acciones, integrado e iterativo en el tiempo, en el que se llama a intervenir, en las diferentes fases, a los políticos que deciden, a los representantes de los intereses sociales, culturales y económicos, a los técnicos que proyectan y realizan las intervenciones y a los operadores públicos y privados.

Se trata por consiguiente de un proceso circular que recorre las fases del conocimiento (análisis), de la definición de los objetivos y estrategias (proyectación), de la realización (acciones) y de la evaluación (monitorización que significa otra vez también análisis), para volver una vez más a una sucesiva redefinición de los objetivos y así empezar de nuevo.


Manuel Roberto Guido
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Ley de 20 de febrero de 2006, n. 77 Medidas especiales de tutela y uso de los sitios de interés cultural, paisajístico y ambiental, introducidos en la “lista del patrimonio mundial”, puestos bajo la tutela de la “UNESCO”
Art. 3. (Plan de gestión)
1. Para asegurar la conservación de los sitios italianos UNESCO y crear las condiciones para su valoración se aprueban adecuados planes de gestión.
2. Los planes de gestión definen las prioridades de intervención y las relativas modalidades de actuación, además de las acciones a llevar a cabo para encontrar los recursos públicos y privados necesarios, añadiéndolas a las previstas por el artículo 4, además de las oportunas formas de enlace con programas o instrumentos normativos que persigan finalidades complementarias, entre estos los que disciplinan los sistemas turísticos locales y los planes relativos a las áreas protegidas.
3. Los acuerdos entre los sujetos públicos institucionalmente competentes a la predisposición de los planes de gestión y a la realización de las relativas intervenciones, se alcanzan con las formas y las modalidades previstas por el decreto legislativo del 22 de enero de 2004, n. 42, que lleva el código de los bienes culturales y del paisaje, a continuación llamado “Código”.

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Un requisito fundamental para que un bien entre a formar parte de la Lista del Patrimonio Mundial, es que sea tutelado adecuadamente por leyes y normas del ordenamiento jurídico vigente. Otro requisito fundamental es que el bien sea también conservado adecuadamente, realizando todas las operaciones necesarias de mantenimiento y restauración.

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A tal propósito, entre otras cosas, se puede recordar el debate que se desarrolló en ocasión de la Primera conferencia nacional sobre el paisaje realizada en Roma en octubre de 1999. Ver, Conferencia nacional sobre el paisaje – actas – Roma, 2000.

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”Código de los Bienes Culturales y del Paisaje, según el artículo 10 de la ley 6 de julio de 2002, n. 137” promulgado con Decreto Legislativo del 22 de enero de 2004, n. 41 y entrado en vigor el 1 de mayo de 2004. Parte segunda – Bienes Culturales, Título II – Uso y valoración, Apartado II – Principios de la valoración de los bienes culturales.

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En Italia la actividad para la redacción de los planes de gestión se ha puesto en marcha en el Ministerio de los Bienes y las Actividades Culturales con el caso del sitio UNESCO de Val de Noto (2002), y después con los Montes Sagrados de Piamonte y Lombardía (2003), la Val de Orcia (2004), las necrópolis etruscas de Cerveteri y Tarquinia (2004), Siracusa y las necrópolis rupestres de Pantalica (2005), Génova: las Calles Nuevas y el sistema de los Palacios de los Rolli (2006).
En el Ministerio de los Bienes y Actividades Culturales se ha instituido la “Comisión nacional consultiva para los planes de gestión de los sitios UNESCO” que ha elaborado las “Líneas guía para los planes de gestión” presentadas durante la Segunda Conferencia Nacional de los sitios italianos inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, desarrollada en Paestum en mayo del 2004. (Ver: Ministerio de los Bienes y las Actividades Culturales. Comisión Nacional Sitios UNESCO y Sistemas Turísticos locales, El Modelo del Plan de Gestión de los Bienes Culturales inscritos en la Lista del Patrimonio de la Humanidad. Lineas Guía en Actas de la 2° Conferencia Nacional de los sitios UNESCO italianos - Paestum 25-26 de mayo de 2004).
Por último se deben recordar dos estudios coordinados por la “Oficina Lista del Patrimonio Mundial UNESCO”, ambos con el objetivo de experimentar y profundizar las metodologías individuadas. El primer estudio se ha dirigido a la Definición de un modelo para la realización de los planes de gestión de los sitios UNESCO y a su aplicación en dos sitios diferentes. En particular, los sitios analizados son el “Parque Nacional de Cilento y del vallo de Diano con los sitios arqueológicos de Paestum y Velia y la Cartuja de Padula” y “Los Sassi de Matera”. El segundo estudio se dirige a la puesta en marcha operativa del plan de gestión del sitio UNESCO “Las ciudades tardo-barrocas de Val de Noto”.

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Los 41 sitios italianos inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial son:
Arte rupestre de Valcamonica (1979) - Centro histórico de Roma, las propriedades extraterritoriales de la Santa Sede en la ciudad y San Paolo de Extramuros (1980 y 1990) - La iglesia y el convento dominicano de Santa María de las Gracias con “La cena” de Leonardo de Vinci (1980) - Centro histórico de Florencia (1982) - Venecia y su laguna (1987) - La plaza de la Catedral de Pisa (1987) - Centro histórico de San Gimignano (1990) - Los Sassi de Matera (1993) - La ciudad de Vicenza y las Villas de Palladio en Véneto (1994 y 1996) - Centro histórico de Siena (1995) - Centro histórico de Nápoles (1995) - Crespi de Adda (1995) - Ferrara ciudad del Renacimiento y su delta del Pó (1995 y 1999) - Castel del Monte (1996) - Los trulli de Alberobello (1996) - Monumentos paleocristianos de Ravena (1996) - Centro histórico de la ciudad de Pienza (1996) - Áreas arquelógicas de Pompeya, Ercolano y Torre Annunziata (1997) - el Palacio Real del s.XVII de Caserta con el parque, el Aqueducto vanvitelliano y el Complejo de S. Leucio (1997) - Costa Amalfitana (1997) - Modena: Catedral, Torre Cívica y Plaza Grande (1997) - Portovenere, Cinque Terre e Islas Palmaria, Tino y Tinetto (1997) – Residencias de la Casa Real de Saboya (1997) - Su Nuraxi di Barumini (1997) - Área arqueológica de Agrigento (1997) - Villa romana del Casale en Plaza Armerina (1997) – Jardín Botánico de Padua (1997) - Área arqueológica de Aquileia y basílica Patriarcal (1998) - Centro histórico de Urbino (1998) - Parque Nacional de Cilento y del vallo de Diano con los sitios arqueológicos de Paestum y Velia y la Cartuja de Padula (1998) - Villa Adriana en Tivoli (Roma) (1999) - Islas Eolias (2000) - La ciudad de Verona (2000) - Asís, la Basílica de San Francisco y otros sitios franciscanos (2000) - Villa de Este en Tivoli (Roma) (2001) - Las ciudades tardo-barrocas de Val de Noto (Sicilia suroriental) (2002) – Los Montes Sagrados de Piamonte y Lombardía (2003) – Las necrópolis etruscas de Cerveteri y Tarquinia (2004) - El Val de Orcia (2004) - Siracusa y las necrópolis rupestres de Pantalica (2005) - Génova: las Calles Nuevas y el sistema de los Palacios de los Rolli (2006).

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El Ministerio de los Bienes y las Actividades Culturales, las Regiones, las Provincias, los Ayuntamientos, las Comunidades Montanas, los Entes Parque u otros entes públicos institucionalmente competentes a nivel territorial, los entes eclesiásticos.

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Una referencia útil sobre este tema se da en el volumen publicado por el ICCROM: Bernard M. Feilden and Jukka Jokilehto, Management Guidelines for World Cultural Heritage Sites, Rome, 1998. Las indicaciones presentes en el texto son ciertamente útiles para un primer conocimiento de la materia, a pesar de que estas indicaciones se dirigen a los sujetos responsables del Patrimonio a escala mundial, naturalmente se presentan con la generalidad necesaria para su uso en condiciones normativas y socioeconómicas extremadamente diferenciadas.

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Parece útil recordar que las leyes italianas no preveían la adopción de planes de gestión para territorios, centros históricos y complejos monumentales. Sólo en el caso de los parques se preveían instrumentos de gestión que corresponden, al menos en parte, a los sistemas de gestión, coordinados y finalizados a la tutela y valoración, solicitados por la UNESCO. Ahora, con la nueva ley del 2006, se ha abierto una nueva estación aunque se mantenga limitada al caso de los sitios UNESCO.
Sin embargo naturalmente, la experiencia que se conseguirá madurar en éste sector, podrá extenderse también a otros casos.


1800 - 2000 - - rev. 0.1.9

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